PEQUEÑAS ALEGRÍAS, 9: UN LOBITO BUENO, por CELIA TRUJILLO

Mañana los niños podrán volver a la calle. Esto es motivo para una pequeña alegría. Un paso más para ir recuperando poco a poco los espacios y rutinas que hemos perdido estas semanas por culpa de la pandemia. Un pellizco de esa libertad que echamos de menos. Yo, por muy poco (no tengo menos de catorce años pero casi), no podré salir, así que me limitaré a envidiarlos y verlos pasar por la calle cogidos de la mano de sus padres, desde mi balcón.

Y es que hace días que aquí en mi calle no escucho a los niños saludarse de balcón a ventana y viceversa, de invertarse juegos o de retarse al veo veo. Compruebo que al igual que en los adultos, va siendo más difícil mantener el ánimo alto. Ya pasó la sorpresa inicial por la novedad que suponía tener que quedarse en casa y pasar todo el día con la familia. Yo recuerdo, por ejemplo, un par de veces en mi infancia que tuve que quedarme algunos días en casa por culpa de un brazo roto o de alguna enfermedad. Al principio vivía esos día diferentes casi con alegría. Los pasaba todo el día en la cama o en el mejor sofá del salón jugando con los juguetes favoritos o devorando libros. Tenía preferencia a la hora de escoger los programas de la tele, aunque por aquella época solo emitían dos cadenas en la televisión (la Primera y la UHF). Internet no había sido inventado siquiera ni en las novelas de ciencia ficción. Con todo, era muy fácil mantenerme entretenido, dejándose mimar por la familia y por las vecinas que venían constantemente a casa, todas cargando como regalo una lata de melocotones en almíbar. Los amigos venían a verme por la tarde y me preguntaban curiosos como era eso de no tener que ir a clase, en algunos adininaba hasta cierta mirada de envidia. Pero también recuerdo como pasados unos días, la novedad daba paso a días más largos en los que resultaba cada vez más difícil mantener el aburrimiento a raya. El melocotón en almíbar también acababa cansándome.

Creo que el hecho de que (pese a las polémicas que haya podido suscitar esta relajación en las medidas de confinamiento) los niños puedan salir un rato a la calle es una buena noticia. Espero también que pronto puedan hacerlo las personas mayores, eso sí, respetando unos y otros las medidas de seguridad. No nos relajemos ahora después de llevar tantos días haciendo las cosas bien.

Toda esta parrafada que soltado otra vez dejándome llevar por los
UN LOBITO BUENO de Celia Trujillo
viejos recuerdos, no es sino una introducción para presentar el cuento que ha llegado hasta este blog después de unas cuantas carambolas. La autora del cuento es CELIA TRUJILLO, de 10 años, y se titula “UN LOBITO BUENO”. Aquí os dejamos el enlace para que podáis leerlo tranquilamente, disfrutando de una historia que nos va a enseñar muchos valores, junto con unas divertidas ilustraciones hechas por la propia autora y su padre. Animamos a Celia a que siga escribiendo cuentos tan bonitos, que nosotros prometemos seguir comentando aquí. Le auguramos un gran futuro como escritora. Gracias a Celia y su familia por hacernos partícipes de tu historia.

Storyjumper es una herramienta ideal para desarrollar la escritura de cuentos infantiles y la creatividad, pero también un sitio para la publicación de los relatos de nuestros alumnos. Permite a cualquiera crear y publicar un libro infantil, tanto en línea como en tapa dura (en este caso, previo pago). En su página puedes encontrar aparte del cuento de nuestra incipiente autora, cientos de cuentos más, con los que podrán entretenerse los más pequeños, y seguro que los adultos también. Por supuesto, también podrás crear tu propia historia.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por publicar mi cuento, me alegro que te haya gustado. Celia Tr.

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