“PACIENTES”,
(Normas
para el convaleciente)
Los
convalecientes son gente que ha gozado de buena
salud
pero que está debilitada; se parecen a las
pinturas
que han sufrido el ultraje del tiempo;
han
perdido su fogosidad y su sangre se ha empobrecido.
Mira:
si sus cuerpos han ido adelgazando con el tiempo,
dale
de comer poco, pocas veces y sin prisa;
si
ha adelgazado en poco tiempo,
dale
mucha comida, muchas veces
pero
de una manera adecuada y progresiva
hasta
que su mejoría sea evidente.
Dale
comidas pequeñas, muy nutritivas que sean de provecho;
debes
imponerle calma y reposo pues sus miembros son débiles,
intenta
remontar su moral con buena conversación y una compañía agradable,
dale
perfumes y flores olorosas,
procúrale
alegría y canciones, aleja de él
los
pensamientos sombríos y la fatiga.
Que
tome baños de bañera, y de hamman de corta duración,
baños
de asiento en agua templada; dale masajes con
aceite
en los miembros;
que
no haga ejercicios ni tome friegas demasiado
fuertes
para no fatigarse.
Extraído de POEMA DE LA MEDICINA de Avicena
En
la antigüedad poesía y ciencia iban cogidas de la mano. Los
manuales y tratados estaban escritos en verso porque así resultaban más
fáciles de memorizar. Este poema de Avicena puede que nos sirva un
poco de guía para ayudarnos a soportar mejor esas convalencencias
forzosas en casa.
Me
picó otra vez esto del gusanillo de la poesía y al final he pasado
todo el fin de semana saltando de un libro a otro, (no descarto
seguir haciéndolo los próximos días), encontrándome en cada uno
un buen puñado de buenos versos. Es agradable sentir como notas que
con determinados poemas empieza a removerse algo en tu interior sin
llegar a saber muy bien qué es. Es una sensación extraña,
desconocida, que no puedes definir bien pero que te produce un ligero
placer y que va resultando cada vez más adictiva. Así, con una
curiosidad cada vez mayor, una curiosidad renacida, como de niño
pequeño, te vas metiendo de cabeza en más y más poemas hasta que
notas que se ha volteado completamente el corazón y descubres dentro
de ti dimensiones que no creías capaz poder albergar.
Y
es que las personas somos como charcas. Con una superficie de agua
pero que en el fondo vamos albergando un poso, un limo en el que se
van acumulando todas nuestras vivencias. Leer un poema es como un
agitar esa charca con un palo. De repente, con un par de versos
atinados, el palo llega hasta el fondo y revuelve ese lodo acumulado.
Así, una y otra vez con cada poema hasta que el agua está
completamente turbia, removida, con multitud de partículas girando
en su interior. Permanecerán un rato, dejándose llevar con las
corrientes, hasta que esas corrientes se serenen y vuelvan a posarse
las partículas en el fondo. O quizás no. Ahora tienes la
oportunidad de recogerlas, amalgamarlas y hacer algo diferente con
ellas. Lo que salga nuevo, dependerá únicamente de la voluntad de
cada uno. Habrá quien deje caerlas otra vez al fondo. Pero habrá
otras personas que podrán disfrutar con todas esas migajas de vida
renacidas.
Vamos
ahora con algunas recomendaciones literarias, con alguno de los
libros que he decubierto y disfrutado este fin de semana. Espero que
vosotros, estos u otros libros, los estéis disfrutando del mismo
modo.
“HECHO
EN FALTA, (poesía reunida)” de Juan Bonilla, (Visor)
“LA
SODOMÍA EN LA NUEVA ESPAÑA” de Luis Felipe Fabre. (Pre-Textos)
“DIVÁN
DE POETISAS ÁRABES CONTEMPORÁNEAS” varias autoras (ed. del
Oriente y del Mediterráneo).
“FUERA
DE CAMPO (poesía reunida)", de Pablo García Casado
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