Del
mismo modo que uno aprovecha estos días para rescatar esos libros
que llevan años esperando en la estantería (ese regalo de reyes
aunque ya no recuerdas de quién, ese libro tan gordo que no puedes
llevar en el metro o ese libro que siempre has querido releer pero
que te hace sentir una pequeña punzada de temor a que no esté a la
altura de tu recuerdo), estamos aprovechando para dedicarle tiempo,
bendito y maldito tiempo, a esos cds, carpetas del ordenador o móvil,
cuentas de spotify, incluso vinilos y casettes. Porque como decía
Nietzsche la vida sin música sería un error, y más en estos
tiempos. Ahora más que nunca podemos recurrir a ella para mantener
alto el estado del alma. La carga emotiva que arrastran nuestras
canciones favoritas puede ser un escondite fundamental en el que
pasar encerrados muchas horas. Aprovechando el paseo semanal al
contenedor de basura me he traído del coche, la maletita con mis
viejos cds, esos que solo escucho cuando voy de viaje. Pasaré días
escuchando esos discos con la mayor atención posible, tirado en mi
sofá y dejándome llevar por melodías, acordes y estribillos.
Disfrutando de la música como debe ser disfrutada. Transformando así
la vida en el mayor de los aciertos.
Salgo
al balcón y tras los aplausos diarios disfruto con una sonrisa del
himno de mi calle, el que viva España de Manolo Escobar, que pensaba
no volvería a escuchar hasta una próxima verbena popular. Y desde
Aranjuez, me mandan esta versión maravillosa del que sin duda está
siendo uno de los himnos, ya no solo de mi calle sino de todo el
país. En fin, otra canción que llevaba tiempo sin escuchar y que de
la mano de esta pianista se convierte en una pequeña obra de arte.
¡Gracias a todos esos artistas que desde casa, siguen manteniendo
viva la música!
¿Y
qué decir del humor? Son increíbles las muestras de originalidad
que está demostrando la gente a la hora de crear esos chistes que
nos hacen esbozar una sonrisa que en un impulso, lo compartimos en
segundos con seres queridos. Sabíamos que en este país no podía
ser de otro modo. Qué mejor manera de darle la vuelta a los malos
ratos que con unas cuantas sonrisas. Desde aquí, imposible hacer
siquiera un pequeñor resumen, de todo lo que está llegando a mi
móvil. De hecho es un no parar y a veces hasta tengo que apagarlo
para poder centrarme en otras cosas. Ya vendrán sexudos análisis
sobre el número de chistes, bromas, memes y demás coñas
artesanales que se crearon estos días y sobre lo que supuso para
quién lo creaba cómo para quien lo recibía. Yo solo os dejo el
último que ha pasado por mi pantallita, que mira qué coincidencia,
tiene que ver con la música. En fin, cada día el número de
contagiados crece, desafortunadamente también el número de muertos.
Se estrecha el círculo y ya vamos conociendo algún familiar o
persona que ha sufrido alguna pérdida. Mientras tanto, solo nos
queda hacer lo que se nos ha pedido, quedarnos en casa. Ya que no
podemos ayudar de otro modo, intentemos al menos no estorbar,
recordemos a los seres queridos que nos dejan y disfrutemos
intensamente de lo que tenemos cerca. Y cuando el ánimo flojee,
busca y agárrate a alguna pequeña alegría.
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